• Arriero, vas fabulosamente vidriado de sudor.
    La hacienda Menocucho
    cobra mil sinsabores diarios por la vida.
    Las doce. Vamos a la cintura del día.
    El sol que duele mucho.

    Arriero, con tu poncho colorado te alejas,
    saboreando el romance peruano de tu coca.
    Y yo desde una hamaca,
    desde un siglo de duda,
    cavilo tu horizonte y atisbo,...