Me moriré en París con aguacero, un día del cual tengo ya el recuerdo. Me moriré en París -y no me corro- talvez un jueves, como es hoy de otoño.
Jueves será, porque hoy, jueves, que proso...
Me siento bien. Ahora brilla un estoico hielo en mí. Me da risa esta soga rubí que rechina en mi cuerpo.
Soga sin fin, como una voluta descendente de mal... soga sanguínea y zurda formada de mil dagas en puntal...