• ¿Quién pudiera atajar, dulce señora,
    El raudal inexhausto de la vida?
    ¿Quién, en las horas de ventura arcana,
    Decir al corazón: «Aquí reposa,
    La tienda levantemos;
    Bastan sus lienzos a albergar dos almas»?
    No es la vida el fragor de la pelea,
    Ni el ciego impulso de ambición insomne
    Que lucra maldición en los aplausos,
    Sino la...

  • ¿Leíste alguna vez allá en el Tasso
    La suave historia del jardín de Armida?
    ¿Del pájaro te acuerdas prodigioso
    De varias plumas y de rojo pico,
    Que con humana voz allí cantaba
    La vida del amor y de las rosas,
    Las rosas codiciadas
    De mil amantes y de mil doncellas,
    Para adornar con ellas
    La tersa frente o el mullido seno?

    ...