- I -
Hubo un tiempo en que atónito miraba
a una joven, que ardiente idolatraba,
modelo de beldad.
"Te adoro, te idolatro", me decía;
y en su pálida frente relucía
pudor, virginidad.
Y brillaban mis ojos de contento.-
Era su hálito puro mi alimento,
mi concierto su voz;
ero su rostro, su mirar mi encanto;
era su triste y...