¿Qué tristeza profunda, qué vacío
siente mi pecho? En vano
corro la margen del callado río
que la celeste Lola
al campo se partió. Mi dulce amiga,
por qué me dejas? ¡Ay! con tu partida
en triste soledad mi alma perdida
verá reabierta su profunda llaga,
que adormeció la magia de tu acento.
El cielo, a mi penar compadecido,
de mi dolor...