Había gran asamblea de hadas para proceder al reparto de dones entre todos los recién nacidos llegados a la vida en las últimas veinticuatro horas.

Todas aquellas antiguas y caprichosas hermanas del Destino; todas aquellas madres raras del gozo y del dolor, eran muy diferentes: tenían...

Rubens, río de olvido, jardín de la pereza,
Almohada de carne fresca donde no se puede amar,
Pero donde la vida afluye y se agita sin cesar,
Como el aire en el cielo y la mar en el mar;

Leonardo da Vinci, espejo profundo y sombrío,
Donde los ángeles encantadores,...

Los amantes fervorosos y los sabios austeros
Gustan por igual, en su madurez,
De los gatos fuertes y dulces, orgullo de la casa,
Que como ellos son friolentos y como ellos sedentarios.

Amigos de la ciencia y de la voluptuosidad,
Buscan él silencio y el horror de...

Puedes despreciar los ojos más célebres,
¡Bellos ojos de mi niña, por donde se filtra y huye
Yo no se qué de bueno, de suave como la noche!
¡Bellos ojos, volcad sobre mí vuestras deliciosas tinieblas!

¡Grandes ojos de mi niña, arcanos adorados,
Os parecéis mucho a...

¡Ah!, queréis saber por qué hoy os aborrezco. Más fácil os será comprenderlo, sin duda, que a mí explicároslo; porque sois, creo yo, el mejor ejemplo de impermeabilidad femenina que pueda encontrarse.

Juntos pasamos un largo día, que me pareció corto. Nos habíamos hecho la promesa de que...

A M. Joseph Stevens.

Nunca me avergoncé, ni aun delante de los escritores jóvenes de mi siglo, de admirar a Buffon; mas hoy no he de llamar en mi ayuda al alma de ese pintor de la Naturaleza pomposa. No.

De más buena gana me dirigiría a Sterne, para...

Decíase él, paseando por un vasto parque solitario: «¡Cuán bella estaría con un traje de corto, complicado y fastuoso, bajando, a través de la atmósfera de una bella tarde, los escalones de mármol de un palacio, frente a extensas praderas de césped y de estanques! ¡Porque tiene naturalmente...

A Víctor Hugo

Hormigueante ciudad, llena de sueños,
Donde el espectro en pleno Día agarra al transeúnte!
Los misterios rezuman por todas partes como las savias
En los canales...

Durante quince días me recluí en la habitación, rodeado de los libros de moda entonces -hará diez y seis o diez y siete años-; quiero decir de los libros en que se trata del arte de hacer a los pueblos dichosos, buenos y ricos en veinticuatro horas. Había, pues, digerido -es decir, tragado-...

Dime, ¿a veces, tu corazón no vuela, Ágata,
Lejos del negro océano de la inmunda ciudad,
Hacia otro océano donde el resplandor estalla,
Azul, claro, profundo, como la virginidad?
Dime, ¿a veces, tu corazón no vuela, Ágata?

¡La mar, la mar inmensa, consuela nuestros...