Tu dulce voz, oh Justa, me convida
a levantar los ojos de la mente
a la segunda perdurable vida,
aspirando a ese gozo permanente
que no cansa jamás, ni mezcla alguna
se dolor o de mal en sí consiente.
¡Ay! desde que la pérfida fortuna
en flor cortó las...

A cierta moza un húsar, y no es cuento,

porque le socorriera en sus apuros

del carnal movimiento,

le prometió ocho duros

y después sólo cuatro la dio en paga.

La moza, descontenta

con esta trabacuenta,

para que por justicia se le haga

...