• Áridos cerros que ni el musgo viste,
    cumbres que parecéis a la mirada
    altas olas de mar petrificada,
    ¡cuánto me halaga vuestro aspecto triste!

    ¡Cuánto descansa el ánimo angustiado
    en contemplaros, al fulgor sombrío
    de un cielo oscuro, nebuloso y frío,
    conforme, cual vosotros, a mi estado!

    Que en el mar y en la tierra y en el cielo
    a un...

  • ¡Oh ciudad silenciosa de los muertos!
    En ti se apaga el huracán humano,
    cual muere al pie de las tranquilos puertos
    el estruendo y furor del océano.
    Tú el sólo asilo de los hombres eres
    donde olviden del hado los rigores,
    sus ansias, sus dolores, sus placeres
    que no son en rigor sino dolores.
    Parece que me invitas a que vaya
    en ti a...

  • I

    Iba la más oscura taciturna
    y triste Hora nocturna
    moviendo el tardo soñoliento vuelo
    por el dormido cielo,
    cuando, dejando mi alma
    en brazos del hermano de la Muerte
    a su cansado compañero inerte,
    libre de su cadena,
    voló a su patria desde el turbio Sena.
    Y toda en breve punto recorriola,
    desde el postrero linde...

  • Cuando doblen las campanas,
    no preguntes quien, murió:
    quien, de tus brazos distante,
    ¿quién puede ser sino yo?

    Harto tiempo, bellísima ingrata,
    sin deberte ni en sombra favores,
    padecí tus crüeles rigores
    y lloré como débil mujer;
    ya me rinde el dolor y me mata,
    acabárseme siento la vida;
    ya te doy mi final despedida,
    y ya...