• Nada presta tu ruido a mi contento,
    París, de gente y de placeres lleno:
    ¡Vasta y altiva capital! no cuento
    ni un solo amigo en tu gigante seno.
    Gozan en ti os ojos y la mente
    con lo grandioso y opulento y vario:
    mas siempre gime el corazón doliente,
    en ti sin alimento y solitario.
    Con tus fiestas y pompas y placeres
    y vasta agitación que...

  •      A la montaña he subido, satisfecho el corazón.
    En su amplitud, desde allí, puede verse la ciudad:
    un purgatorio, un infierno, burdel, hospital, prisión.

         Florece como una flor allí toda enormidad.
    Tú ya sabes, ¡oh Satán, patrón de mi alma afligida,
    que yo no subí a verter lágrimas de vanidad.

         Como el viejo libertino busca a la vieja querida,...