• ¡Oh Soria! , cuando miro los frescos naranjales
    cargados de perfume, y el campo enverdecido,
    abiertos los jazmines, maduros los trigales,
    azules las montañas y el olivar florido;
    Guadalquivir corriendo al mar entre vergeles;
    y al sol de abril los huertos colmados de azucenas,
    y los enjambres de oro, para libar sus mieles
    dispersos en los campos, huir...