Ni el bien pasado ni el dolor presente
nunca turbaron tu impasible calma,
y, en excelsa región puesta la mente,
no hay una sombra en tu serena frente
ni hay una duda que te angustie el alma.
Tal, de las nubes traspasando el velo,
para bañarse en la perpetua lumbre
del sol, huyendo del rumor del suelo,
alzan los Alpes la nevada cumbre ...