¿Y a los mismos que ayer de grave yugo
libertaron la patria, hoy de las leyes
la augusta voz enmudeciendo, plugo
darte un poder mayor que el de los reyes?
El más audaz espíritu vacila
entre uno y otro parecer opuesto,
viendo que empuñas el poder de Sila,
si fausto alguna vez, ¡cuántas funesto!
Suspensa entre el temor y la esperanza,
no sabe...
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De mi suerte las iras
seguir me niegan el vivir quieto
que tus hermosas liras
me pintan, y secreto
es de mis ansias perennal objeto.
¡Cuánta ventura goza
el morador de solitaria aldea!
En su pajiza choza
nada extraña o desea,
ni hay verdadero bien que no posea.
Con el alba serena,
de las aves al cántico, madruga
a la usada...