• Sigue un día a otro día,
    oh dulce patria, y el rubor los cuenta;
    que, impune todavía
    injuria tan sangrienta,
    son dos años la edad de nuestra afrenta.
    Como el hijo que llora
    de la madre la pública mancilla,
    bañe tu prole ahora
    en llanto la mejilla,
    al ver, patria, la mengua que te humilla.
    No en brazos de Amor duerma
    el buen...