• En vano, altiva Londres, a porfía
    te enriqueces, te ensanchas y te pueblas,
    si en una nueva atmósfera sombría
    te envuelve el humo y tus eternas nieblas;
    si no difiere lo que llamas día
    de las nocturnas lóbregas tinieblas,
    o, como triste pasajera tarde,
    entre dos noches dilatadas arde.
    ¿Qué vale tu grandeza y poderío
    y la corona azul del...