La España de charanga y pandereta,
cerrado y sacristía,
devota de Frascuelo y de María,
de espíritu burlón y de alma quieta,
ha de tener su mármol y su día,
su inefable mañana y su poeta.
El vano ayer engendrará un mañana
vacío y ¡por ventura! pasajero.
Serán un joven lechuzo y tarambana,
un sayón con hechuras de bolero:
a la moda...
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Era una mañana y abril sonreía.
Frente al horizonte dorado moría
la luna, muy blanca y opaca; tras ella,
cual tenue ligera quimera, corría
la nube que apenas enturbia una estrella.
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Como sonreía la rosa mañana,
al sol del oriente abrí mi ventana;
y en mi triste alcoba penetró el oriente
en canto de...