Desde el umbral de un sueño me llamaron...
Era la buena voz, la voz querida.
-Dime: ¿vendrás conmigo a ver el alma?....
Llegó a mi corazón una caricia.
-Contigo siempre....Y avancé en mi sueño
por una larga, escueta galería,
sintiendo el roce de la veste pura
y el palpitar suave de la mano amiga.
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Elogios.
Con este libro de melancolía,
toda Castilla a mi rincón me llega;
Castilla la gentil y la bravía;
la parda y la manchega.
¡Castilla, España de los largos ríos
que el mar no ha visto y corre hacía los mares;
Castilla de los páramos sombríos,
Castilla de los negros entinares!
Labriegos transmarinos y pastores
...