• La España de charanga y pandereta,
    cerrado y sacristía,
    devota de Frascuelo y de María,
    de espíritu burlón y de alma quieta,
    ha de tener su mármol y su día,
    su inefable mañana y su poeta.
    El vano ayer engendrará un mañana
    vacío y ¡por ventura! pasajero.
    Serán un joven lechuzo y tarambana,
    un sayón con hechuras de bolero:
    a la moda...