Viajaba. El paisaje en medio del cual me había colocado tenía grandeza y nobleza irresistibles. Algo de ellas se comunicó sin duda en aquel momento a mi alma. Revoloteaban mis pensamientos con ligereza igual a la de la atmósfera; las pasiones vulgares, como el odio y el amor profano,...
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-Lindo perro mío, buen perro, chucho querido, acércate y ven a respirar un excelente perfume, comprado en la mejor perfumería de la ciudad. Y el perro, meneando la cola, signo, según creo, que en esos mezquinos seres corresponde a la risa y a la sonrisa, se acerca y pone curioso la húmeda... |
El sol se ha cubierto con un crespón. Como él, ¡Te amo así! Sin embargo, si hoy tú deseas, |
Un puerto es morada encantadora para un alma cansada de las luchas de la vida. La amplitud del cielo, la arquitectura móvil de las nubes, el colorido cambiante del mar, el centelleo de los faros, son prisma adecuado maravillosamente para distraer los ojos sin cansarlos nunca. Las formas esbeltas... |
Los chinos ven la hora en los ojos de los gatos. Cierto día, un misionero que se paseaba por un arrabal de Nankin advirtió que se le había olvidado el reloj, y le preguntó a un chiquillo qué hora era. El chicuelo del Celeste Imperio vaciló al pronto; luego, volviendo sobre sí, contestó: «... |
¡Reloj! ¡Divinidad siniestra, horrible, impasible, El Placer vaporoso huirá hacia el horizonte |
¿Qué es lo que Dios hace, entonces, de esta oleada de anatemas Los sollozos de los mártires y de los ajusticiados... |
El hombre tiene, para pagar su rescate, Para obtener la menor rosa, |
A lo largo del viejo faubourg, donde penden en las casuchas |
A la montaña he subido, satisfecho el corazón. Florece como una flor allí toda enormidad. |