• I - A SEMPRONIO

    Con tus insulsas y continuas quejas,
    oh llorón insufrible y sempiterno,
    ya no más nos taladres las orejas:
    Al páramo me fuera, o al Infierno,
    aunque la pena más atroz y fiera
    allí de Ceres me impusiese el yerno:
    no hay donde por no oírte no me fuera,
    y hasta en quedarme consintiera sordo,
    para librarme así de tu,...