• Era alegre la tarde
    y alegre era la risa.
    Todo era alegre y bueno
    y arriba estaba el cielo.

    Oscuro a veces, pálido a veces,
    ausente a veces, estaba el cielo.
    Mas era azul y blanco y bueno.
    Y era el cielo.

  • Los quince y los dieciocho,
    los dieciocho y los veinte...
    Me voy a cumplir los años
    al fuego que me requiere,
    y si resuena mi hora
    antes de los doce meses,
    los cumpliré bajo tierra.
    Yo trato que de mí queden
    una memoria de sol
    y un sonido de valiente.

    Si cada boca de España,
    de su juventud, pusiese
    estas palabras,...

  • Mi juventud se torna grave y serena como
    un vespertino trozo de paisaje en el agua:
    la ebullición sonora de aquel primer asomo
    primaveral, deshízose lentamente en mi fragua…

    Tu risa de oro, de cristal, de plata,
    rememora un scherzo ya lejano…
    en tu risa hay un eco de sonata,
    de pizzicato de violín tzigano.

    Jugueteando en el nido de tu boca,...

  • Caídos sí, no muertos, ya postrados titanes,
    están los hombres de resuelto pecho
    sobre las más gloriosas sepulturas:
    las eras de las hierbas y los panes,
    el frondoso barbecho,
    las trincheras oscuras.

    Siempre serán famosas
    estas sangres cubiertas de abriles y de mayos,
    que hacen vibrar las dilatadas fosas
    con su vigor que se decide en rayos...