• Vive alegre su vida, humilde el corazón,
    bajo la albura intacta de un santo escapulario,
    sintiendo el goce místico de la maceración,
    en el convento en ruinas, viejo y estacionario.

    En la quietud beatífica duerme la hora impávida
    cantada por el bronce de un campanil sonante.
    El cielo es lapiz-lázuli. Y una atmósfera grávida
    de sol y de sahumerio baña...