• ¡Oh el mar aventurero, indómito y fluctuante,
    altivo como el viento, como el pájaro errante!
    Fuente inmortal de ideales, su alma limpia y cantora,
    llena de azules voces la esbelta cantimplora
    que a la luz matinal sorbe, alegre, el barquero,
    y exalta el desvarío del segundón postrero,
    que quita el rancio orín de su escudo sonoro
    anheloso de glorias...