• ¿Titilaban acaso las estrellas
    y oír pudiste
    sus melopeas de solitarias?

    Campanero del posible ensueño.
    Hermano nuestro.
    Tú tocaste un Angelus
    fraternal y rebelde.

    Asucultando la noche
    del Cosmos y del hombre,
    con el badajo rojo de tu corazón
    llamabas.

    Era viril tu canto
    y la tónica de tu canto era el Amor.

    ...

  • Qué milagro el día.
    Y cada día –entonces– qué milagro.

    ¿Cómo diré ahora que te amaba,
    si pasó tanto tiempo
    si apenas lo sabía entonces?

    ¿Cómo diré que tú vivías,
    que yo te ví
    y que otros te miraron?

  • Debajo está la Tierra y gime;
    tiemblan los minerales y se buscan.
    Se ciñen las parejas, se emparejan,
    canta la vida y canta
    Y Delmira canta del mundo su destino.

    Erguida, inquieta, golpeada en sus costados,
    sorbida por abismos donde la muerte espera
    -donde una lenta lava negra espera-
    iba Delmira hacia su luz perdida.

    Oh visionaria! como...

  • A veces quisiera uno
    sin días que lo nombren,
    perderse, camino hacia el olvido.
    Porque para qué alumbra el día
    si tantas muecas de los hombres,
    como un mapa de angustias
    e indescifrables signos
    de mariposas muertas,
    giran sin término.

    También quisiera uno,
    luego de tanto y tanto
    amor al aire,
    que un árbol se recline...

  • Perdona, pero tú no sabes.
    ¿Sabes lo que es estar solo, solo,
    volver a casa a las dos de la mañana,
    mojar un pan mohoso, triste y duro,
    roerlo solo,
    y sentado en una orilla del mundo
    ver a los astros que rutilan
    y no saber qué preguntar ni qué decir,
    y confundir las hambres, y roer solo tú allá...
    un pan mohoso, triste y duro?

    ...

  • La vida es como un trompo, compañeros.
    La vida gira como todo gira,
    y tiene colores como los del cielo.
    La vida es un juguete, compañeros.

    A trabajar jugamos muchos años,
    a estar tristes o alegres, mucho tiempo.
    La vida es lo poco y lo mucho que tenemos;
    la moneda del pobre, compañeros.

    A gastarla jugamos muchos años
    entre risas, trabajos...

  • Ibas con un pie pisando por la calle
    y con el otro puesto quién sábe dónde.
    Ibas con una mano tapándote la cara,
    y con la otra saludando
    olvidadamente.

    Quien te vio morir, fuí yo.
    Y me quedé triste.
    Ah! pobre diablo.
    Pobre triste.

  • Cuando voy por las calles
    -sube y baja-
    de esta Montevideo, madre creul,
    cuando voy por sus calles,
    algo me dice que estoy muerto.

    Y muerto estoy.
    ¿Por qué si no, se rompen los espejos
    cuando me miran,
    cuando yo los miro?

  • Fuera locura pero hoy lo haría:
    Atar un moño azul en cada árbol.
    Ir con mi corazón de calle a calle.
    Decirle a todos que les quiero mucho.
    Subir a los pretiles,
    gritarles que les quiero.

    Fuera locura,
    pero hoy lo haría.

  • Aquellos ojos que perdí una tarde,
    andarán ojos siempre y jamás míos.
    Me los llevó la brisa de la tarde
    y aquella niña
    -pollera azul y bata colorada-.

    Sobre la colina estaba yo
    y al pie,
    mugió una vaca para el fin del mundo.
    Ah! cómo hubiera muerto.
    Aquella tarde se llevó mis ojos.