• En la desnuda tierra del camino
    la hora florida brota,
    espino solitario,
    del valle humilde en la revuelta umbrosa.
    El salmo verdadero
    de tenue voz hoy torna al corazón, y al labio,
    la palabra quebrada y temblorosa.
    Mis viejos mares duermen; se apagaron sus
    espumas sonoras
    sobre la playa estéril. La tormenta
    camina lejos en la nube...