• Templad mi lira, dádmela, que siento
    En mi alma estremecida y agitada
    Arder la inspiración. ¡Oh! ¡cuánto tiempo
    En tinieblas pasó, sin que mi frente
    Brillase con su luz...! Niágara undoso,
    Tu sublime terror sólo podría
    Tornarme el don divino, que ensañada
    Me robó del dolor la mano impía.

    Torrente prodigioso, calma, calla
    Tu trueno...