• I

    No sabía
    si era un limón amarillo
    lo que tu mano tenía,
    o el hilo de un claro día,
    Guiomar, en dorado ovillo.
    Tu boca me sonreía.
    Yo pregunté: ¿Qué me ofreces?
    ¿Tiempo en fruto, que tu mano
    eligió entre madureces
    de tu huerta?
    ¿Tiempo vano
    de una bella tarde yerta?
    ¿Dorada esencia encantada?...

  • I
    Por la sierra blanca...
    La nieve menuda
    y el viento de cara.
    Por entre los pinos...
    por la blanca nieve
    se borra el camino.
    Recio viento sopla
    de Urbión a Moncayo.
    ¡Páramos de Soria!

    II
    Ya habrá cigüeñas al sol,
    mirando la tarde roja,
    entre Moncayo y Urbión.

    III...

  • Yo meditaba absorto, devanando
    los hilos del hastío y la tristeza,
    cuando llegó a mi oído,
    por la ventana de mi estancia, abierta
    a una caliente noche de verano,
    el plañir de una copla soñolienta,
    quebrada por los trémolos sombríos
    de las músicas magas de mi tierra.
    ...Y era el Amor, como una roja llama...
    -Nerviosa mano en la...

  • I
    Este amor que quiere ser,
    acaso pronto será;
    pero ¿cuándo ha de volver
    lo que acaba de pasar?
    Hoy dista mucho de ayer.
    ¡Ayer es Nunca jamás!

    II
    Moneda que está en la mano
    quizá se deba guardar;
    la monedita del alma
    se pierde si no se da.

  • ¡Ay del que llega sediento
    a ver el agua correr
    y dice: La sed que siento
    no me la calma el beber!
    ¡Ay de quien bebe, y, saciada
    la sed, desprecia la vida:
    moneda al tahúr prestada,
    que sea al azar rendida!
    Del iluso que suspira
    bajo el orden soberano,
    y del que sueña la lira
    pitagórica en su mano.
    ¡Ay del noble...

  • Poeta ayer, hoy triste y pobre
    filósofo trasnochado,
    tengo en monedas de cobre
    el oro de ayer cambiado.
    Sin placer y sin fortuna,
    pasó como una quimera
    mi juventud, la primera...,
    la sola, no hay más que una;
    la de dentro es la de fuera.
    Pasó como un torbellino,
    bohemia y aborrascada,
    harta de coplas y vino,
    mi...

  • Crear fiestas de amores
    en nuestro amor pensamos,
    quemar nuevos aromas
    en montes no pisados,
    y guardar el secreto
    de nuestros rostros pálidos,
    porque en las bacanales de la vida
    vacías nuestras copas conservamos,
    mientras con eco de cristal y espuma
    ríen los zumos de la vid dorados.
    Un pájaro escondido entre las ramas
    ...

  • Crece en la plaza en sombra
    el musgo, y en la piedra vieja y santa
    de la iglesia. En el atrio hay un mendigo...
    Más vieja que la iglesia tiene el alma.
    Sube muy lento, en las mañanas frías,
    por la marmórea grada,
    hasta un rincón de piedra... Allí aparece
    su mano seca entre la rota capa.
    Con las órbitas huecas de sus ojos
    ha visto cómo...

  • Daba el reloj las doce... y eran doce
    golpes de azada en tierra...
    — ¡Mi hora! ...—grité. El silencio
    me respondió: —No temas;
    tú no verás caer la última gota
    que en la clepsidra tiembla.
    Dormirás muchas horas todavía
    sobre la orilla vieja,
    y encontrarás una mañana pura
    amarrada tu barca a otra ribera.

  • Este hombre del casino provinciano
    que vio a Carancha recibir un día,
    tiene mustia la tez, el pelo cano,
    ojos velados de melancolía;
    bajo el bigote gris, labios de hastío,
    y una triste expresión que no es tristeza,
    sino algo más o menos: el vacío
    del mundo en la oquedad de su cabeza.
    Aun luce de corinto terciopelo
    chaqueta y pantalón...