• Este vetusto monasterio ha visto,
    secos de orar y pálidos de ayuno,
    con el brevario y con el Santo Cristo,
    a los callados hijos de San Bruno.

    A los que en su existencia solitaria,
    con la locura de la cruz y el vuelo
    místicamente azul de la plegaria,
    fueron a Dios en busca de consuelo.

    Mortificaron con las disciplinas
    y los cilicios la...