• Estaba una señora desahuciada

    de esa fiebre malvada

    que, sin ser, según dicen, pestilente,

    se lleva al otro lado a mucha gente.

    Sus criados y amigos la asistían

    con celo cuidadoso,

    pues por tonto tenían

    de la dama al esposo

    y, así, de su dolencia

    nunca le confiaron la asistencia.

    Llególe, al parecer, la última hora

    a...

  • Oye, Apolo, mi acento,

    ven a inspirarme un cuento,

    pues hace muchos días

    que, temeroso de las penas mías,

    quieres que yo te aguarde,

    y tu fuego me infundes mal o tarde.

    Parece que se apiada

    con esta invocación, pues exaltada

    por su influencia mi memoria siento

    y empiezo a contar. En un convento

    de padres capuchinos halló un...

  • Tenía cierto pobre vergonzante

    una alforja detrás, otra delante,

    y colocaba con cuidado en ellas

    a dos hijas muy bellas,

    que muchos para mover los corazones

    suelen valerse de tales aprensiones,

    o por mejor guardallas o escondellas.

    Le preguntó un curioso: -¿ Son doncellas?

    A lo que respondió como hombre ya maduro:

    -Por la que va...

  • Cierta joven soltera,

    de quien un oficial era el amante,

    pensaba a cada instante

    cómo con su galán dormir pudiera,

    porque una vieja tía

    gozar de sus amores la impedía.

    Discurrió al fin meter al penitente

    en su casa, y, fingiendo que la daba

    un cólico bilioso de repente,

    hizo a la vieja, que cegata estaba,

    que un colchón...

  • Fue a consultar a un padre jubilado

    un joven jovencito

    y recién aprobado

    de confesor. Llegose muy cortito

    diciendo: -Yo quisiera

    que su paternidad norma me diera

    de aplicar penitencias competentes

    a toda calidad de penitentes,

    que en llegando a este caso

    yo no acierto a salir, padre, del paso.

    -No se aflija por eso: tome y...

  • Yéndose a confesar cierta criada,

    muy joven, inocente y agraciada,

    con un fraile jerónimo extremeño,

    más bravío que toro navarreño,

    le sucedió un percance vergonzoso

    digno de ser sabido por chistoso.

    Hizo su confesión la tal sirviente

    como la hace cualquiera penitente,

    con profunda humildad y abatimiento,

    y pasó en blanco el sexto...

  • A media noche muchos gritos daba

    una casada, y confesión pedía

    diciendo se moría

    de un cólico cruel que la mataba.

    Llamose a un reverendo franciscano

    que era su confesor, y de antemano

    estaba prevenido

    para coquifear a su marido

    y lograr sin peligro sus placeres.

    ¡Qué no discurren frailes y mujeres!

    Luego que con la moza se...

  • Iba un guardia de corps, lector amado,

    a más de media noche, apresurado

    a su cuartel y, al revolver la esquina

    de la calle vecina,

    oyó que de una casa ceceaban

    y que, abriendo la puerta le llamaban.

    Determinó acercarse

    porque era voz de femenil persona

    la que el lance ocasiona,

    y sin dudar, a tiento,

    de uno en otro aposento...

  • Casarse una soltera recelaba

    temiendo el grave daño que causaba

    el fuerte ataque varonil primero

    hasta dejar corriente el agujero.

    La madre, que su miedo conocía,

    si a su hija algún joven la pedía

    con el honesto fin del casamiento,

    procedía con tiento,

    sin quitarle del todo la esperanza,

    hasta que en confianza

    al galán...

  • Dieron alojamiento

    a un tunante sargento

    en la casa de cierta labradora,

    viuda, joven, con humos de señora,

    cuyo genio intratable

    en breve con su huésped se hizo amable,

    habiendo reparado

    que era rollizo, sano y bien formado;

    tanto, que dijo para su capote:

    -¡ Vaya! Tendrá un bellísimo virote.

    Al tiempo que cenaron,

    ...