• Azules tus ojos. Azules y largos, como un deseo perezoso, cuando el cansancio pesa en tus párpados caídos.

    ¡Así!..., en el arrobo conventual de una mirada, quisiera reposar mi alma entre la sombra blanda que amontonan tus pestañas.

    Mientras los postigos de nuestro cuarto se ribetean de sol.


    «La Porteña», 1914.

  • Sobre la tierra seca
    EI sol quemando cae:
    Zumban los moscardones
    Y las grietas se abren...
    El viento no se mueve.
    Desde la tierra sale
    Un vaho como de horno;
    Se abochorna la tarde
    Y resopla cocida
    Bajo el plomo del aire...
    Ahogo, pesadez,
    Cielo blanco; ni un ave.

    Se oye un pequeño ruido:
    Entre las pajas mueve
    ...