• Desde el umbral de un sueño me llamaron...
    Era la buena voz, la voz querida.
    -Dime: ¿vendrás conmigo a ver el alma?....
    Llegó a mi corazón una caricia.
    -Contigo siempre....Y avancé en mi sueño
    por una larga, escueta galería,
    sintiendo el roce de la veste pura
    y el palpitar suave de la mano amiga.

  • A mi corazón llamaron:
    corrí a abrir con vida y alma.
    Veo en la puerta a mi Amor
    con una cruz que me espanta.
    -Pasad, si os place, Señor,
    pasad, que ésta es vuestra casa;
    si sólo una choza es,
    haced de ella vuestro alcázar.
    Y, haciendo mi noche día,
    Jesús entró en mi morada;
    pero al entrar en mi pecho
    dejó la cruz en mi espalda...