• Antes de echar el ancla en el tesoro
    del amor postrimero, yo quisiera
    correr el mundo en fiebre de carrera,
    con juventud, y una pepita de oro
    en los rincones de me faltriquera.

    Abrazar a una culebra del Nilo
    que de Cleopatra se envuelva en la clámide,
    y oír el soliloquio intranquilo
    de la Virgen María en la Pirámide.

    Para desembarcar en...