• Me abismo en una rara ceguera luminosa,
    un astro, casi un alma, me ha velado la Vida.
    ¿Se ha prendido en mí como brillante mariposa,
    o en su disco de luz he quedado prendida?

    No sé...
    Rara ceguera que me borras el mundo,
    estrella, casi alma, con que asciendo o me hundo.
    ¡Dame tu luz y vélame eternamente el mundo!

  • Raro anillo que clarea,
    Raro anillo que sombrea
    Una profunda amatista,

    Crepúsculo vespertino
    Que en tu matinal platino
    Engarzó espléndido artista.

    El porvenir es de miedo...
    ¿Será tu destino un dedo
    De tempestad o de calma?

    Para clararte y sombrearte,
    ¡Si yo pudiera glisarte
    En un dedo de mi alma!...

  • Vibre, mi musa, el surtidor de oro,
    la taza rosa de tu boca en besos;
    de las espumas armoniosoas surja
    vivo, supremo, misterioso, eterno,
    el amante ideal, el esculpido
    en prodigios de almas y de cuerpos;
    debe ser vivo a fuerza de soñado,
    que sangre y alma se me va en los sueños;
    ha de nacer a deslumbrar la Vida,
    ¡y ha de ser ser un dios...

  • En el regazo de la tarde triste
    yo invoqué tu dolor... Sentirlo era
    ¡Sentirte el corazón! Palideciste
    hasta la voz, tus párpados de cera.

    Bajaron...y callaste...Pareciste
    oír pasar la muerte...Yo que abriera
    tu herida mordí en ella -¿Me sentiste?-
    ¡Como en el oro de un panal mordiera!

    Y exprimí más, traidora, dulcemente
    tu corazón herido...

  • ¡Oh tú que duermes tan hondo que no despiertas!
    Milagrosas de vivas, milagrosas de muertas,
    y por muertas y vivas eternamente abiertas,
    alguna noche en duelo yo encuentro tus pupilas
    bajo un trapo de sombra o una blonda de luna.
    Bebo en ellas la Calma como en una laguna.
    Por hondas, por calladas, por buenas, por tranquilas
    un lecho o una tumba parece...

  • Yo te diré los sueños de mi vida
    en lo más hondo de la noche azul...
    Mi alma desnuda temblará en tus manos,
    sobre tus hombros pesará mi cruz.

    Las cumbres de la vida son tan solas,
    ¡tan solas y tan frías! Yo encerré
    mis ansias en mi misma, y toda entera
    como una torre de marfil me alcé.

    Hoy abriré a tu alma el gran misterio;
    ella es capaz...

  • Miradla, así, sobre el follaje oscuro
    recortar la silueta soberana...
    ¡No parece el retoño prematuro
    de una gran raza que será mañana?

    ¡Así una raza inconmovible, sana,
    tallada a golpes sobre mármol duro,
    de las vastas campañas del futuro
    desalojará a la familia humana.

    ¡Miradla así -¡de hinojos!- en augusta
    calma imponer la desnudez que...

  • Yo la quiero cambiante, misteriosa y compleja;
    con dos ojos de abismos que se vuelven fanales;
    en su boca, una fruta perfumada y bermeja
    que destile más miel que los rubios panales.

    A veces nos asalte un aguijón de abeja;
    una raptos feroces a gestos imperiales
    y sorprenda en su risa el dolor de una queja;
    ¡En sus manos asombren caricias y pañales!...

  • Yo tenía... ¡dos alas!...
    Dos alas,
    que del azur vivían como dos siderales
    ¡raíces!...
    Dos alas,
    con todos los milagros de la vida, la Muerte
    y la ilusión. Dos alas.
    fulmíneas
    como el velamen de una estrella en fuga;
    dos alas
    como dos firmamentos
    como tormentas, con calmas y con astros...

    ¿Te acuerdas de la gloria de mis...

  • Hace tiempo, algún alma ya borrada fue mía.
    Se nutrió de mi sombra... Siempre que yo quería
    el abanico de oro de su risa se abría,
    o su llanto sangraba una corriente más;

    alma que yo ondulaba, tal una cabellera
    derramada en mis manos... Flor del fuego y la cera,
    murió de una tristeza mía... Tan dúctil era,
    tan fiel, que a veces dudo si pudo ser jamás...