• En la muerte de José Enrique Rodó.
    En la quieta impostura virginal de la noche
    que cobija el amor con su tenue derroche
    de luceros, padrinos del erótico abrazo,
    el mundo de Rubén Darío se contrista
    por el cordial filósofo que sembró en el regazo
    de América esperanzas, por el espectro artista
    que hoy arroba al Zodíaco con su arenga optimista.

    Yo...