• ¡Qué adorable manía de decir
    en mi pobreza y en mi desamparo:
    soy más rico, muy más que un gran visir:
    el corazón que amé se ha vuelto faro!

    Cuando se cansa de probar amor
    mi carne, en torno de la carne viva,
    y cuando me aniquilo de estupor
    al ver el surco que dejó en la arena
    mi sexo, en su perenne rogativa,
    de pronto convertirse al mundo...