• Yo te digo: "Alma mía, tú saliste
    con vestido nupcial de la plomiza
    eternidad, como saldría una ala
    del nimbus que se eriza
    de rayos; y una mañana has de volver
    al metálico nimbus,
    llevando, entre tus velos virginales,
    mi ánima impoluta
    y mi cuerpo sin males."
    Mas mi labio, que osa
    decir palabras de inmortalidad,
    se ha de pudrir...