• En los prados de tu huerto
    a la luz del plenilunio
    se moría cada flor,
    y concurriendo a una extraña
    complicidad de infortunio,
    en el rosal de mi vida
    se deshojaba el amor.

    Bien pudiera el peregrino
    hacer estación romántica
    a la mitad del camino,
    y desgranar un rosario
    de cuentas sentimentales
    por aquel deshojamiento...