A todas las evoco. Pensativas,
cual si tuvieran alma, yo las veo
pasar, como teorías que viniesen
en las estancias líricas de un verso.

 Las buenas, las cordiales...

 Me obsedan tus manos exangües y finas,
¡tus manos! puñales de heridas ajenas,
cuando en el teclado predicen, en notas,
las inapelables deseadas condenas...

 Tus...