• Solía escribir con su dedo grande en el aire:
    «¡Viban los compañeros! Pedro Rojas»,
    de Miranda de Ebro, padre y hombre,
    marido y hombre, ferroviario y hombre,
    padre y más hombre. Pedro y sus dos muertes.

    Papel de viento, lo han matado: ¡pasa!
    Pluma de carne, lo han matado: ¡pasa!
    ¡Abisa a todos compañeros pronto!

    Palo en el que han colgado su...