• Ni sé para quién es esta amargura!
    Oh, Sol, llévala tú que estás muriendo,
    y cuelga, como un Cristo ensangrentado,
    mi bohemio dolor sobre su pecho.
    El valle es de oro amargo;
    y el viaje es triste, es largo.

    Oyes? Regaña una guitarra. Calla!
    Es tu raza, la pobre viejecita
    que al saber que eres huésped y que te...