• Dios mío, estoy llorando el ser que vivo;
    me pesa haber tomádote tu pan;
    pero este pobre barro pensativo
    no es costra fermentada en tu costado:
    tú no tienes Marías que se van!

    Dios mío, si tú hubieras sido hombre,
    hoy supieras ser Dios;
    pero tú, que estuviste siempre bien,
    no sientes nada de tu creación.
    Y el hombre sí te sufre: el Dios es...