• En las tierras cenicientas, calcinadas, sin verdor,
    Como yo me lamentara un día a la Natura,
    Mientras mi pensamiento vagaba al azar,
    Agucé lentamente sobre mi corazón el puñal,
    Y vi en pleno mediodía descender sobre mi cabeza
    La nube fúnebre y pesada de una tempestad,
    Que llevaba un tropel de demonios viciosos,
    Parecidos a enanos crueles y curiosos....