Era la Primavera cadenciosa.
La noche prodigaba sus zafiros;
arrullaba la fuente rumorosa
y el viento se llevaba entre suspiros
una lluvia de pétalos de rosa.
Cruzaste los jardines de mi ensueño
como una grácil y amorosa infanta;
me destoqué del negro castoreño,
pero al ir a besar tu egregia planta
tus ojos se apiadaron de mi...