•  En la sala lijosa del burdel repugnante
    hay un enorme gato que duerme en la tarima,
    unos muebles muy sucios, un reló sollozante
    y un cromo de la Virgen con una cruz encima.

     Al amor del brasero, un conjunto gregario
    de grofas se calienta las manos ateridas,
    esas manos que ofrecen un beso mercenario
    en las encrucijadas de las calles perdidas.

    ...