Los pinos son las arpas del desierto
que, entregando a los euros su ramaje,
dan a la soledad largo concierto
con un eco monótono y salvaje.
Que allí donde sin flores se ostentaba
naturaleza triste, inculta, fiera,
de ese arrullo feroz necesitaba
para que entre peñascos se durmiera.
Y a la voz general de todo el mundo
que alaba al Hacedor...