Dos paisajes: el uno soñado
y el otro vivido.
¡Cuán amarga, sin sueños, me fuera
la vida que vivo!
Era un trozo de tierra jurdana
sin una alquería;
era un trozo de mundo sin ruido,
de mundo sin vida.
Era un campo tan solo, tan solo
como un cementerio,
donde más hondamente se sienten
los hondos silencios.
Madroñeras,...