• A mi querida prima Jacinta White de Llano,

    en la muerte de su hija

    ¡Pobre Carolina mía!
    ¡Nunca la podré olvidar!
    Ved lo que el mundo decía
    viendo el féretro pasar:
    Un clérigo. Empiece el canto.
    El doctor. ¡Cesó el sufrir!
    El padre. ¡Me ahoga el llanto!
    La madre. ¡Quiero morir!
    Un...