• Yo vi los negros ojos
    de una trigueña,
    cuando iba hacia los montes,
    a cortar leña:
    ¡ojos de fuego!
    Sentí que me dejaban
    de amores ciego.

    Seguí triste y turbado
    por mi camino,
    dejando a mis espaldas
    perdido el tino;
    sin pensamiento,
    como la hoja que lleva
    volando el viento.

    Llegado que hube al monte
    me...