Dominando el rebaño de la humanidad horrenda
mostraban las hirsutas melenas por momentos
los mendigos de azul, perdidos en la senda.
 
Su estandarte agitaban encenizados vientos
que en sí llevan del mar la divina hinchazón,
y en torno a ellos abrían grandes...

¡Princesa, cómo envidio la suerte de esa Hebe
que de la taza sube hasta tus labios grana!
Mas quien no es ni aún abate, ni a desear se atreve
ver su desnudo en rosa sobre tu porcelana.
 
Yo no soy el cojín que dibuja tu codo
ni el carmín de tus labios, ni tu...

La sombra amenazaba ya con su fatal ley
a un viejo Afán que mis vértebras ha deshecho;
triste por perecer bajo el fúnebre techo
sus alas posó en mí. ¡Ay, sala de carey
 
y de ébano, capaz de sobornar a un rey,
la Muerte las guirnaldas de gloria ha contrahecho...

Tal cual la Eternidad le reintegra y convierte
se alza el Vate con el hierro desenvainado.
No pudo comprender su siglo amedrentado
que en esa extraña voz triunfaba la Muerte.

Con aquel sobresalto de la Hidra que advierte
que el Ángel da a los términos un sentido...

  NUNCA

 NI AUN LANZADA EN CIRCUNSTANCIAS

ETERNAS

...