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    Tu corazón, una naranja helada
    con un dentro sin luz de dulce miera
    y una porosa vista de oro: un fuera
    venturas prometiendo a la mirada.

    Mi corazón, una febril granada
    de agrupado rubor y abierta cera,
    que sus tiernos collares te ofreciera
    con una obstinación enamorada.

    ¡Ay, qué acometimiento de quebranto
    ir a tu corazón...