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    ¡QUÉ bella es! dulcísimos sus ojos,
            Miradas de paloma...
    La tez, como la aurora sonrosada
            Que por Oriente asoma...
    Como coral los labios, y la frente
            Serena como el lago
    Que no rizára nunca mansamente
    De juguetonas brisas el halago...

    Mórbido el seno, terso, alabastrino,
    ¡Nido de castidad, cuna tranquila...